Los resfriados eran una dolencia común en los años 90, y la gente tenía varios remedios para tratar los síntomas. Aunque hoy en día disponemos de métodos de tratamiento más avanzados, es interesante hacer un viaje por la memoria y recordar cómo tratábamos los resfriados en los años 90.
Por aquel entonces, la creencia común era que la sopa de pollo podía curarlo todo. No era raro que en los hogares hubiera una olla de sopa de pollo casera hirviendo a fuego lento en todo momento durante la temporada de resfriados y gripe. Se creía que esta sopa caliente y reconfortante ayudaba a aliviar la congestión y a calmar el dolor de garganta. Incluso se llegaba a afirmar que tenía poderes curativos mágicos.
Otro remedio popular para los resfriados en los años 90 era el uso de medicamentos sin receta. La gente corría a la farmacia más cercana para abastecerse de descongestionantes, jarabes para la tos y pastillas para la garganta. Estos medicamentos se consideraban la solución para aliviar la congestión nasal, la tos y el picor de garganta. La gente solía confiar en estos medicamentos para pasar el día y encontrar algún alivio a las molestias causadas por los síntomas del resfriado.
Estrictamente según lo prescrito
En la década de 1990, el tratamiento de los resfriados solía centrarse en el uso de medicamentos de venta libre. Sin embargo, es importante señalar que estos medicamentos no siempre eran la mejor opción para tratar los síntomas del resfriado. Estaban destinados a proporcionar un alivio temporal y no eran una cura para el resfriado común.
Un medicamento muy popular en esta época era el jarabe para la tos. Se utilizaba habitualmente para suprimir la tos y aliviar el dolor de garganta. Cabe mencionar que el jarabe para la tos no era adecuado para todas las personas y podía tener efectos secundarios, especialmente cuando se tomaba en exceso o se combinaba con otros medicamentos.
Otro medicamento común utilizado para tratar los síntomas del resfriado eran los aerosoles nasales descongestionantes. Estos aerosoles se utilizaban para aliviar la congestión nasal y mejorar la respiración. Sin embargo, el uso frecuente y prolongado de aerosoles nasales puede provocar una afección conocida como congestión de rebote, en la que los síntomas empeoran una vez que desaparece el efecto de la medicación.
En esa época también se abusaba de los antibióticos. Muchos creían que los antibióticos podían ayudar a tratar un resfriado, a pesar de que se trata de una infección vírica. Los antibióticos sólo son eficaces contra las infecciones bacterianas y no tienen ningún efecto sobre las enfermedades víricas como el resfriado común. El uso indebido de antibióticos puede provocar resistencia a los mismos, lo que dificultará el tratamiento de infecciones bacterianas en el futuro.
En los años 90, era fundamental seguir las dosis e instrucciones prescritas cuando se tomaban medicamentos para el resfriado. Una sobredosis o un uso inadecuado podían provocar efectos adversos y empeorar potencialmente los síntomas. Es importante señalar que estos medicamentos no curaban el resfriado, sino que aliviaban temporalmente los síntomas que lo acompañaban.
En general, el tratamiento de los resfriados en los años 90 giraba en torno a los medicamentos de venta libre, destinados principalmente a aliviar los síntomas. Sin embargo, es esencial recordar que estos medicamentos no eran una cura, y era crucial seguir estrictamente las dosis e instrucciones prescritas para evitar cualquier riesgo potencial.
No bajar la fiebre
En los años 90, era sabido que bajar la fiebre era la mejor manera de tratar un resfriado. Sin embargo, ahora los profesionales de la medicina desaconsejan esta práctica.
En realidad, la fiebre es la respuesta natural del organismo a las infecciones. Cuando se tiene fiebre, significa que el sistema inmunitario está trabajando duro para combatir el virus o la bacteria causante del resfriado. Bajar la fiebre puede interferir en este proceso natural de defensa.
En lugar de intentar bajar la fiebre, los médicos recomiendan centrarse en controlar los síntomas y reforzar la respuesta inmunitaria del organismo. Esto incluye mantenerse hidratado, descansar mucho y tomar medicamentos sin receta como el paracetamol o el ibuprofeno para aliviar las molestias.
Si la fiebre es muy alta o va acompañada de síntomas graves, es importante consultar a un profesional sanitario. Puede ayudarle a determinar la causa subyacente de la fiebre y proporcionarle el tratamiento adecuado.
- Manténgase hidratado bebiendo mucho líquido, como agua, infusiones o caldo caliente.
- Descanse lo suficiente y evite hacer esfuerzos excesivos para que su cuerpo tenga tiempo de recuperarse.
- Toma medicamentos sin receta, como paracetamol o ibuprofeno, para bajar la fiebre y aliviar el dolor.
- Utilice un humidificador o tome una ducha de vapor para aliviar la congestión y calmar el dolor de garganta.
- Consuma alimentos que refuercen el sistema inmunitario, como frutas, verduras y proteínas magras, para reforzar las defensas naturales del organismo.
Siguiendo estas prácticas, puedes ayudar a tu cuerpo a combatir el resfriado mientras dejas que la fiebre siga su curso de forma natural.
Invierte en las latas
En los años 90, un remedio popular para el resfriado era invertir en latas de sopa. Ya fueran de pollo con fideos, de tomate o de champiñones, las latas de sopa llenaban las despensas de todo el país.
El consuelo de la sopa
La gente creía que el calor y la naturaleza calmante de un plato de sopa caliente podían ayudar a aliviar los síntomas del resfriado. Se consideraba una opción reconfortante y familiar que proporcionaba alimento e hidratación. Las sopas también eran fáciles de preparar, lo que las convertía en una opción cómoda para quienes se sentían indispuestos.
Variedad de opciones
Los supermercados disponían de una amplia gama de marcas y sabores de sopas, lo que ofrecía a los consumidores muchas opciones entre las que elegir. Muchos creían que ciertos ingredientes, como el pollo o las especias, tenían propiedades curativas que podían ayudar a recuperarse de un resfriado.
Invertir en latas de sopa se convirtió en un elemento básico en muchos hogares durante los años 90 como remedio para los resfriados. Proporcionaba consuelo, alimento y una sensación de familiaridad en una época en la que la gente buscaba alivio para los síntomas del resfriado.
Respira, no respires
En los años 90, cuando se trataba un resfriado, siempre había un debate sobre si respirar o no respirar. Algunos creían que respirar por la boca empeoraba el resfriado, mientras que otros argumentaban que era necesario abrir las vías respiratorias.
El enfoque de «no respirar
Los partidarios de «no respirar» creían que respirar por la boca sólo exacerbaría los síntomas del resfriado. Argumentaban que respirar por la nariz ayudaría a filtrar el aire y evitaría más infecciones. En consecuencia, se aconsejaba a la gente que mantuviera la boca cerrada y respirara por la nariz, aunque le resultara incómodo.
Este enfoque se basaba en la creencia de que respirar por la boca permitiría que entrara más aire frío en el cuerpo, lo que empeoraría el resfriado. La idea era que, manteniendo la boca cerrada, se minimizaría la entrada de aire frío y se reduciría el riesgo de más infecciones.
El enfoque de «respirar
En el otro lado del debate, estaban los que creían en el enfoque de «respirar». Sostenían que era necesario respirar por la boca para abrir las vías respiratorias y aliviar la congestión. Creían que respirar por la nariz restringía el flujo de aire y dificultaba la respiración, causando más molestias.
Según este planteamiento, al respirar por la boca, se absorbería más oxígeno, lo que ayudaría al organismo a combatir el virus del resfriado. También se creía que respirar por la boca ayudaría a aliviar la sensación de obstrucción o congestión nasal.
En última instancia, el debate entre los enfoques de «respirar» y «no respirar» nunca se zanjó definitivamente. A cada persona le resultaban eficaces unos métodos u otros, y a menudo todo se reducía a las preferencias personales. Independientemente del enfoque, el objetivo principal era aliviar los síntomas y pasar el resfriado lo más cómodamente posible.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Cuáles eran los remedios más comunes para tratar los resfriados en los años 90?
En los años 90, los remedios más comunes para tratar los resfriados incluían medicamentos de venta libre como Tylenol, Robitussin y Nyquil. Muchas personas también recurrían a remedios caseros, como beber té caliente con miel, utilizar vapores y tomar suplementos de vitamina C.
¿Se utilizaba la medicina alternativa para tratar los resfriados en los años 90?
Sí, la medicina alternativa era popular para tratar los resfriados en la década de 1990. Muchas personas recurrían a hierbas medicinales, como la equinácea y el saúco, así como a la acupresión y la acupuntura. Algunos también probaron terapias alternativas como los ajustes quiroprácticos y los aceites esenciales.
¿Se solían utilizar antibióticos para tratar los resfriados en los años 90?
No, en los años 90 no se solían utilizar antibióticos para tratar los resfriados. Los resfriados están causados por virus, y los antibióticos sólo son eficaces contra las infecciones bacterianas. El uso excesivo de antibióticos puede provocar resistencia a los mismos, por lo que los médicos sólo solían recetarlos para las complicaciones bacterianas de los resfriados, como las infecciones sinusales o la neumonía.
¿Cuál era el papel del reposo en el tratamiento de los resfriados en los años 90?
En los años 90, el reposo se consideraba una parte importante del tratamiento de los resfriados. Se aconsejaba a la gente que no fuera al trabajo ni a la escuela, que durmiera mucho y que evitara el esfuerzo físico. El reposo permitía al cuerpo concentrar su energía en combatir el virus del resfriado y ayudaba a prevenir la propagación del virus a otras personas.