«Piel y huesos»: 8 mitos sobre los trastornos alimentarios que hace tiempo que deberían haberse disipado

Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas que afectan a millones de personas en todo el mundo. A pesar de su prevalencia, sigue habiendo muchas ideas erróneas y mitos en torno a estos trastornos. Estas ideas erróneas pueden perpetuar estereotipos perjudiciales e impedir que las personas busquen información precisa y un tratamiento adecuado. Es hora de desmentir estos mitos y arrojar luz sobre la verdad acerca de los trastornos alimentarios.

Mito nº 1: Los trastornos alimentarios sólo afectan a las mujeres jóvenes. Este mito está lejos de ser cierto. Si bien es cierto que las mujeres jóvenes son las más diagnosticadas de trastornos alimentarios, estos trastornos pueden afectar a personas de cualquier edad, sexo o procedencia. Los trastornos alimentarios no discriminan y pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su demografía.

Mito nº 2: Los trastornos alimentarios tienen que ver únicamente con la comida y el peso. En realidad, los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas que van más allá de la comida y el peso. A menudo tienen su origen en factores psicológicos, emocionales y sociales subyacentes. La imagen corporal distorsionada, la baja autoestima, los traumas, la predisposición genética y las presiones culturales contribuyen al desarrollo de los trastornos alimentarios.

Mito nº 3: Las personas con trastornos alimentarios pueden simplemente «espabilar» o simplemente deben «comer algo». Los trastornos alimentarios no son elecciones ni una simple cuestión de fuerza de voluntad. Son enfermedades graves que requieren tratamiento y apoyo especializados. Las personas que padecen trastornos alimentarios suelen enfrentarse a problemas psicológicos y emocionales profundamente arraigados que no pueden resolverse con simple fuerza de voluntad o animándoles a comer más.

Mito 1: No es un trastorno en absoluto

Uno de los mitos más persistentes en torno a los trastornos alimentarios es la creencia de que no son trastornos reales, sino más bien una elección o un estilo de vida. Este mito no sólo es falso, sino también perjudicial, ya que perpetúa el estigma que rodea a estas graves enfermedades mentales.

Los trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, están reconocidos como afecciones médicas legítimas por organizaciones médicas y psicológicas profesionales de todo el mundo.

Estos trastornos se caracterizan por hábitos alimentarios anormales y una angustia grave relacionada con la forma y el peso del cuerpo. Pueden tener consecuencias físicas, emocionales y sociales devastadoras, e incluso poner en peligro la vida si no se tratan.

Es importante acabar con el mito de que los trastornos alimentarios son una elección o un estilo de vida, ya que esto socava la gravedad de estas enfermedades y puede impedir que las personas busquen la ayuda que necesitan. Los trastornos alimentarios son enfermedades complejas que se deben a una combinación de factores genéticos, biológicos, psicológicos y socioculturales.

Recuperarse de un trastorno alimentario suele requerir un enfoque multidisciplinar, que incluye intervención médica, terapia psicológica y apoyo nutricional. Es fundamental reconocer que los trastornos alimentarios son enfermedades reales que requieren tratamiento y apoyo profesional.

Si usted o alguien que conoce está luchando contra un trastorno alimentario, es importante pedir ayuda. Existen numerosos recursos disponibles, como líneas telefónicas de ayuda, grupos de apoyo y centros de tratamiento especializados, que pueden proporcionar el apoyo y la orientación necesarios en el camino hacia la recuperación.

Mito 2. Sólo se trata de comida.

Una de las ideas erróneas más comunes sobre los trastornos alimentarios es que sólo tienen que ver con la comida. En realidad, los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas en las que intervienen una serie de factores emocionales, psicológicos y sociales.

Aunque la comida y la alimentación son fundamentales en los trastornos alimentarios, no son la causa principal. Los trastornos alimentarios suelen desarrollarse como un mecanismo de afrontamiento o una forma de ganar control sobre la propia vida. Pueden desencadenarse por diversos factores, como la genética, los traumas, la baja autoestima, el perfeccionismo y la presión social.

Las personas con trastornos alimentarios pueden utilizar la comida para expresar su angustia emocional o para anestesiarse de sentimientos dolorosos. Pueden tener pensamientos y creencias distorsionados sobre su imagen corporal y su peso, lo que puede llevarles a comportamientos extremos como la alimentación restrictiva, los atracones o las purgas.

Es esencial comprender que los trastornos alimentarios no son simplemente una cuestión de fuerza de voluntad o vanidad. Son enfermedades mentales graves que pueden tener graves consecuencias físicas y emocionales. Buscar ayuda profesional, como terapia, asesoramiento nutricional y apoyo médico, es crucial para el tratamiento y la recuperación de las personas con trastornos alimentarios.

Desterrando el mito de que los trastornos alimentarios son sólo una cuestión de comida, podemos fomentar la compasión y la comprensión hacia quienes los padecen y animarles a buscar la ayuda que necesitan.

«¿Y si tengo un trastorno alimentario?»

Si sospechas que puedes padecer un trastorno alimentario, es importante que busques ayuda y apoyo lo antes posible. Recuerde que los trastornos alimentarios son enfermedades mentales graves que pueden tener graves consecuencias para su bienestar físico y emocional. No es algo que deba ignorarse o dejarse de lado.

El primer paso para abordar sus preocupaciones es ponerse en contacto con un profesional sanitario especializado en trastornos alimentarios. Ellos pueden proporcionarle un diagnóstico adecuado y desarrollar un plan de tratamiento adaptado a sus necesidades específicas.

Es importante recordar que la recuperación es posible y que no estás solo. Muchas personas han superado con éxito los trastornos alimentarios y han llevado una vida sana y satisfactoria. Con el apoyo y el tratamiento adecuados, puedes recuperar el control de tu salud y tu bienestar.

Aunque puede resultar difícil hablar de tus problemas, es importante que te pongas en contacto con amigos, familiares o grupos de apoyo que puedan ofrecerte comprensión y ayuda. Compartir sus sentimientos y experiencias con sus seres queridos puede ayudarle a aliviar la sensación de aislamiento y proporcionarle una sólida red de apoyo.

Además, es fundamental que te cuides y te preocupes por tu bienestar general. Realizar actividades que te aporten alegría, como aficiones o ejercicio (de forma sana y equilibrada), puede ayudarte a aumentar tu autoestima y mejorar tu salud mental.

Recuerda que se necesita valor para reconocer y buscar ayuda para un trastorno alimentario. Al dar ese primer paso, estarás allanando el camino hacia un futuro más sano y brillante.

Mito 3. Es un problema de mujeres

Mito 3. Es un problema de mujeres

Una de las ideas erróneas más comunes sobre los trastornos alimentarios es que sólo afectan a las mujeres. Si bien es cierto que los trastornos alimentarios son más frecuentes entre las mujeres, pueden afectar y afectan a personas de todos los géneros. Los hombres, las personas no binarias y las personas transgénero no son inmunes a las luchas y los retos asociados a los trastornos alimentarios.

Los trastornos alimentarios pueden ser especialmente perjudiciales para las personas que no encajan en la imagen estereotipada de alguien con un trastorno alimentario. La sociedad suele asociar los trastornos alimentarios con la delgadez extrema, pero no siempre es así. Los hombres, por ejemplo, pueden ser más propensos a tener una imagen corporal negativa relacionada con la musculatura y hacer ejercicio excesivo o consumir esteroides como forma de controlar su peso y su figura.

Las normas de género y las presiones sociales también pueden contribuir al infradiagnóstico y la infranotificación de los trastornos alimentarios entre los hombres y las personas con identidades de género diferentes. Es menos probable que estas personas busquen ayuda o se enfrenten a barreras cuando intentan acceder a un tratamiento.

Es fundamental reconocer que los trastornos alimentarios no son exclusivos de un género concreto. Desterrando el mito de que los trastornos alimentarios son un problema exclusivo de las mujeres, podemos crear un entorno más inclusivo y de apoyo para todas las personas que luchan contra estos trastornos.

Grupo de riesgo

Grupo de riesgo

Es importante señalar que los trastornos alimentarios pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo o procedencia. Sin embargo, existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de que una persona desarrolle un trastorno alimentario.

La genética: Las investigaciones sugieren que puede haber un componente genético en los trastornos alimentarios, lo que significa que las personas con antecedentes familiares de trastornos alimentarios pueden ser más susceptibles de desarrollar uno ellas mismas.

Factores psicológicos: Las personas con ciertos trastornos psicológicos, como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo o baja autoestima, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.

Influencias sociales y culturales: La presión social para ajustarse a ciertos cánones de belleza, como estar delgado o tener una determinada forma corporal, puede contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios. La representación en los medios de comunicación de ideales corporales poco realistas también puede tener un impacto negativo en la imagen corporal y la autoestima.

Antecedentes de dietas o problemas de peso: Las personas que tienen un historial de dietas crónicas, fluctuaciones de peso o insatisfacción con su cuerpo pueden ser más vulnerables a desarrollar un trastorno alimentario.

Experiencias traumáticas: Las personas que han sufrido traumas, como abusos físicos o sexuales, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario como forma de hacer frente a sus emociones o recuperar el control sobre su cuerpo.

Perfeccionismo: Las personas que se esfuerzan por alcanzar la perfección en todos los ámbitos de su vida pueden ser más susceptibles de desarrollar un trastorno alimentario, ya que pueden considerar el control estricto de su alimentación y peso como una forma de alcanzar la perfección.

Dinámica familiar: Las dinámicas familiares disfuncionales, como la sobreprotección, las críticas excesivas o el énfasis en la apariencia, pueden contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios.

Participación en deportes o artes escénicas: Los atletas o artistas, especialmente aquellos que practican deportes o actividades que ponen un gran énfasis en el peso o la apariencia, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.

En conclusión, aunque los trastornos alimentarios pueden afectar a cualquier persona, ciertos individuos pueden ser más vulnerables debido a factores genéticos, psicológicos, sociales y ambientales. Es importante reconocer estos factores de riesgo para proporcionar el apoyo y la intervención adecuados a quienes puedan estar en riesgo.

Mito 4. Afecta sobre todo a los adolescentes.

Mito 4. Afecta sobre todo a los adolescentes.

Uno de los mayores mitos que rodean a los trastornos alimentarios es que sólo afectan a los adolescentes. Aunque es cierto que los trastornos alimentarios suelen aparecer durante la adolescencia, pueden afectar a personas de todas las edades, sexos y orígenes.

Los trastornos alimentarios tienden a ser más frecuentes en los adolescentes debido a los cambios físicos, emocionales y sociales que experimentan durante esta etapa. Sin embargo, es importante reconocer que los trastornos alimentarios pueden aparecer en cualquier etapa de la vida.

Los adultos, tanto hombres como mujeres, también pueden padecer trastornos alimentarios. De hecho, las investigaciones muestran que el número de adultos que buscan tratamiento para los trastornos alimentarios está aumentando. Esto puede deberse a diversos factores, como una mayor concienciación y el acceso a recursos de salud mental.

Además, los trastornos alimentarios pueden afectar a personas de toda condición, independientemente de su estatus socioeconómico o de su origen cultural. No se limita a un grupo de edad o demográfico específico. Cualquiera puede ser susceptible de desarrollar un trastorno alimentario.

Acabar con el mito de que los trastornos alimentarios sólo afectan a los adolescentes es crucial para promover la comprensión y el apoyo a las personas de todas las edades que puedan estar luchando contra estas enfermedades. Al reconocer que los trastornos alimentarios pueden afectar a cualquiera, podemos trabajar para acabar con el estigma y proporcionar recursos y tratamiento a quienes lo necesiten.

Mito 5. Los problemas de peso lo delatan todo a la primera.

Mito 5. Los problemas de peso lo delatan todo de golpe.

Uno de los mitos más persistentes sobre los trastornos alimentarios es que los problemas de peso pueden identificarse fácilmente y reconocerse a simple vista. Esta creencia puede perpetuar estereotipos perjudiciales e impedir que las personas busquen la ayuda que necesitan.

En realidad, los problemas de peso no siempre son un indicador claro de un trastorno alimentario. Aunque algunas personas con trastornos alimentarios pueden mostrar cambios visibles de peso, muchos individuos con trastornos alimentarios pueden mantener un peso relativamente normal o incluso tener sobrepeso.

Es importante recordar que los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas que van más allá del aspecto físico. Se caracterizan por pensamientos, sentimientos y comportamientos distorsionados relacionados con la comida y la imagen corporal.

Además, las personas con trastornos alimentarios pueden adoptar conductas reservadas para ocultar sus problemas. Pueden llevar ropa holgada, evitar situaciones sociales que impliquen comida o hacer ejercicio excesivo para compensar sus hábitos alimentarios.

Es fundamental no hacer suposiciones sobre la salud de una persona o su lucha contra un trastorno alimentario basándose únicamente en su peso. Por el contrario, es esencial promover la comprensión, la compasión y el apoyo a todas las personas, independientemente de su tamaño o forma corporal.

Si sospecha que alguien puede estar sufriendo un trastorno alimentario, es importante abordar el tema con empatía y animarle a buscar ayuda profesional. Recuerde que los trastornos alimentarios son enfermedades graves que requieren un diagnóstico y un tratamiento adecuados.

Mito desmentido: Los problemas de peso no siempre indican un trastorno alimentario, y es esencial mirar más allá de la apariencia física cuando se evalúa la salud de alguien. Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas que pueden afectar a individuos de todas las formas y tamaños.

Manifestaciones físicas de la DPP.

La depresión posparto (DPP) es un trastorno mental complejo que afecta a un número significativo de mujeres después del parto. Aunque los principales síntomas de la DPP son de naturaleza psicológica y emocional, también pueden aparecer varias manifestaciones físicas. Es importante reconocer estos signos físicos para identificar y buscar el tratamiento adecuado para la DPP.

Una manifestación física común de la DPP son los cambios en el apetito. No es infrecuente que las mujeres con DPP experimenten una disminución o un aumento del apetito. Algunas pueden perder el apetito, lo que provoca una pérdida de peso significativa, mientras que otras pueden aumentar el apetito y ganar peso. Estos cambios en el apetito pueden ser el resultado de desequilibrios hormonales y pueden contribuir aún más a la angustia emocional que experimentan las mujeres con DPP.

Otra manifestación física de la DPP es la fatiga y los bajos niveles de energía. Muchas mujeres con DPP afirman sentirse constantemente cansadas y sin energía para realizar las tareas cotidianas. Esta fatiga puede ser debilitante y tener un impacto negativo en el bienestar general de la mujer.

Las mujeres con DPP también suelen manifestar síntomas físicos como dolores de cabeza, de estómago y musculares. Estos síntomas físicos pueden no tener una causa identificable y ser consecuencia del estrés y la ansiedad asociados a la DPP.

Los trastornos del sueño también son frecuentes en las mujeres con DPP. Muchas mujeres experimentan dificultades para conciliar el sueño, permanecer dormidas o tener un sueño reparador. Estas alteraciones del sueño pueden contribuir aún más a la sensación de fatiga y malestar físico general.

Además de estas manifestaciones físicas, las mujeres con DPP también pueden experimentar cambios en sus ciclos menstruales. Algunas mujeres pueden tener periodos irregulares o experimentar una ausencia total de menstruación. Estos cambios pueden ser el resultado de desequilibrios hormonales y del impacto general de la DPP en el organismo.

Es importante señalar que no todas las mujeres con DPP experimentarán estas manifestaciones físicas, y los síntomas pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, reconocer y tratar estos signos físicos puede desempeñar un papel crucial en el diagnóstico y el tratamiento de la DPP.

Mito 6. Todo es culpa de las revistas.

Mito 6. Todo es culpa de las revistas de moda.

Una idea errónea muy extendida sobre los trastornos alimentarios es que son únicamente el resultado de la influencia de los medios de comunicación, en particular de las revistas de moda. Aunque es cierto que los medios de comunicación pueden contribuir al desarrollo de la insatisfacción con la imagen corporal, es importante reconocer que los trastornos alimentarios son enfermedades complejas en las que influyen diversos factores.

Culpar a las revistas de moda de la prevalencia de los trastornos alimentarios simplifica en exceso la cuestión e ignora los factores individuales y sociales que contribuyen a estos trastornos. En los trastornos alimentarios influye una combinación de factores genéticos, psicológicos, ambientales y sociales. De hecho, las investigaciones han demostrado que la genética desempeña un papel importante en la predisposición de las personas a padecer trastornos alimentarios.

Aunque las imágenes de los medios de comunicación pueden promover estándares de belleza poco realistas y poco saludables, es fundamental comprender que no todas las personas expuestas a estas imágenes desarrollan un trastorno alimentario. Los trastornos alimentarios son afecciones multifacéticas que implican una combinación de susceptibilidad genética, factores psicológicos e influencias socioculturales.

Además, es importante reconocer que los trastornos alimentarios existían mucho antes del auge de las revistas de moda y las redes sociales. Se han documentado a lo largo de la historia en diversas culturas de todo el mundo. No es correcto culpar únicamente a los medios de comunicación cuando las raíces de los trastornos alimentarios son mucho más profundas.

En lugar de culpar únicamente a las revistas de moda, es más productivo centrarse en promover la positividad corporal, la autoaceptación y la concienciación sobre la salud mental. Al abordar los factores subyacentes que contribuyen al desarrollo de los trastornos alimentarios, podemos trabajar para crear una sociedad más sana e inclusiva.

Mito 7. Es sólo una forma de llamar la atención

Uno de los mitos más dañinos y generalizados sobre los trastornos alimentarios es la creencia de que son sólo una forma de llamar la atención. Este mito trivializa la gravedad de estas afecciones y menosprecia el dolor y el sufrimiento que experimentan quienes luchan contra ellas.

Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas que pueden tener graves consecuencias físicas, emocionales y psicológicas. No son una elección ni un grito de ayuda, sino el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y psicológicos.

Es importante comprender que las personas con trastornos alimentarios no buscan llamar la atención ni tratan de manipular a los demás. Por el contrario, suelen estar atrapados en un ciclo de pensamientos y comportamientos destructivos que se sienten incapaces de controlar.

Estas personas a menudo sienten una inmensa vergüenza y culpa por su trastorno alimentario y pueden hacer todo lo posible por ocultar sus problemas a los demás. La creencia de que sólo buscan atención puede llevar a la estigmatización, la incomprensión y la creación de barreras para buscar tratamiento.

Si conoces a alguien que padece un trastorno alimentario, es fundamental que te acerques a él con empatía, comprensión y apoyo. No sirve de nada desestimar su lucha o asumir que sólo busca atención.

En su lugar, infórmese sobre los trastornos alimentarios, escuche sus experiencias sin juzgarlas y anímelas a buscar ayuda profesional. Desmontando este mito y ofreciendo apoyo, podemos crear una sociedad más compasiva e informada para las personas afectadas por trastornos alimentarios.

Cómo ayudar a un ser querido

Cómo ayudar a un ser querido

Si sospecha que un ser querido puede estar sufriendo un trastorno alimentario, es importante abordar la situación con sensibilidad y comprensión. He aquí algunas medidas que puede tomar para ayudarle:

  1. Infórmese: Infórmese sobre los trastornos alimentarios para comprender mejor por lo que puede estar pasando su ser querido. Esto le ayudará a proporcionarle el apoyo adecuado.
  2. Exprese su preocupación: Encuentre un espacio seguro y privado para expresar sus preocupaciones a su ser querido. Sé amable y no le juzgues, haciéndole saber que estás ahí para escucharle y ofrecerle apoyo.
  3. Escuche sin juzgar: Deja que tu ser querido comparta sus pensamientos y sentimientos sin interrumpirle ni juzgarle. Valide sus emociones y hágale saber que no está solo en su lucha.
  4. Fomente la ayuda profesional: Sugiérale que busque ayuda profesional de un terapeuta o consejero especializado en trastornos alimentarios. Ofrécete a ayudarle a encontrar recursos y a concertar citas si está dispuesto.
  5. Ofrécete a acompañarle: Si tu ser querido acepta buscar ayuda, ofrécete a acompañarle a las citas o a los grupos de apoyo. Tener a alguien a su lado puede tranquilizarle y hacer que el proceso sea menos desalentador.
  6. Evite los comentarios sobre la apariencia: Es fundamental abstenerse de hacer comentarios sobre el peso o el aspecto de su ser querido. Céntrese en su bienestar general y fomente comportamientos saludables.
  7. Sé paciente y comprensivo: La recuperación de un trastorno alimentario lleva tiempo y puede ser un camino difícil. Sé paciente y comprensivo, ofreciéndole tu apoyo y ánimo constantes.
  8. Cuídese: Apoyar a un ser querido con un trastorno alimentario puede ser emocionalmente agotador. Asegúrate de dar prioridad a tu propio autocuidado, busca apoyo para ti y establece límites cuando sea necesario.

Recuerda que es importante abordar el tema con delicadeza y ofrecer tu apoyo sin juzgar. El camino de cada persona hacia la recuperación es único, pero con tu ayuda y apoyo, tu ser querido puede encontrar la fuerza para superar su trastorno alimentario.

Mito 8: La enfermedad no tiene cura.

Uno de los mitos más perjudiciales que rodean a los trastornos alimentarios es la creencia de que no se pueden curar. Esta idea errónea puede disuadir a las personas de buscar ayuda y dificultar sus posibilidades de recuperación. Sin embargo, la realidad es que los trastornos alimentarios pueden tratarse y superarse con el apoyo y los recursos adecuados.

Si bien es cierto que recuperarse de un trastorno alimentario puede ser un proceso difícil y complejo, es importante recordar que muchas personas se han recuperado con éxito y han pasado a vivir vidas sanas y plenas. El tratamiento de los trastornos alimentarios suele implicar un enfoque multidisciplinar, que puede incluir terapia, intervención médica y asesoramiento nutricional.

Las investigaciones han demostrado que la intervención temprana y un plan de tratamiento integral aumentan en gran medida las posibilidades de recuperación. Es esencial que las personas pidan ayuda y accedan a los recursos adecuados en cuanto sospechen que pueden estar sufriendo un trastorno alimentario.

Es crucial proporcionar información precisa y apoyo a las personas que luchan contra los trastornos alimentarios. Al disipar el mito de que la enfermedad no tiene cura, podemos infundir esperanza y animar a los afectados a buscar la ayuda que necesitan para recuperarse y llevar una vida sana.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Cuáles son los mitos más comunes sobre los trastornos alimentarios?

Algunos mitos comunes sobre los trastornos alimentarios incluyen la creencia de que sólo afectan a las mujeres jóvenes, que los trastornos alimentarios son una elección o un estilo de vida y que se puede saber si alguien tiene un trastorno alimentario con sólo mirarle.

¿Puede alguien recuperarse totalmente de un trastorno alimentario?

Sí, con el tratamiento y el apoyo adecuados, las personas con trastornos alimentarios pueden recuperarse totalmente y llevar una vida sana y plena.

¿Los trastornos alimentarios están causados por la vanidad o el deseo de estar delgado?

No, los trastornos alimentarios no están causados por la vanidad o el deseo de estar delgado. Son enfermedades mentales complejas a las que contribuyen factores genéticos, psicológicos y culturales.

¿Es posible padecer un trastorno alimentario sin tener un peso inferior al normal?

Sí, es posible padecer un trastorno alimentario sin tener un peso inferior al normal. Los trastornos alimentarios pueden afectar a personas de todos los tamaños y formas corporales, y el peso no es el único indicador de un trastorno alimentario.

¿Qué debo hacer si sospecho que alguien que conozco padece un trastorno alimentario?

Si sospechas que alguien que conoces padece un trastorno alimentario, es importante que te acerques a él con empatía y preocupación. Anímale a buscar ayuda profesional de un médico, terapeuta o especialista en trastornos alimentarios, y ofrécele tu apoyo durante todo el proceso de recuperación.

¿Puede padecer un trastorno alimentario alguien que no tiene un peso excesivamente bajo?

Sí, una persona que no parezca estar muy por debajo de su peso normal puede sufrir un trastorno alimentario. Los trastornos alimentarios no están determinados únicamente por el peso, sino más bien por los comportamientos, pensamientos y actitudes hacia la comida y la imagen corporal.

Exploración de la biobelleza