Una reciente investigación realizada por científicos ha descubierto que la educación en la edad adulta puede desempeñar un papel crucial en la protección contra el desarrollo de la demencia.
El estudio, publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease, examinó el nivel educativo y las capacidades cognitivas de un amplio grupo de individuos durante un largo periodo de tiempo. Los resultados revelaron una fuerte correlación entre los mayores niveles de educación obtenidos en la edad adulta y un menor riesgo de desarrollar demencia en etapas posteriores de la vida.
Según los investigadores, participar en actividades mentalmente estimulantes, como seguir estudiando o aprender nuevas habilidades, puede ayudar a crear una reserva cognitiva. Esta reserva actúa como amortiguador del deterioro cognitivo asociado al envejecimiento y a enfermedades neurodegenerativas como la demencia.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Qué descubrieron los científicos?
Los científicos han descubierto que la educación en la edad adulta puede proteger contra la demencia.
¿Cómo ayuda la educación en la edad adulta a proteger contra la demencia?
La educación en la edad adulta ayuda a proteger contra la demencia al aumentar la reserva cognitiva, lo que permite al cerebro compensar los daños y retrasar la aparición de los síntomas de la demencia.
¿Qué es la reserva cognitiva?
La reserva cognitiva se refiere a la capacidad del cerebro de utilizar vías o redes neuronales alternativas para realizar tareas cognitivas. Se desarrolla mediante la educación, la estimulación mental y otras actividades que suponen un reto para el cerebro.
¿Es demasiado tarde para empezar a educarse y prevenir la demencia?
No, nunca es demasiado tarde para empezar a educarse para prevenir la demencia. El estudio demostró que incluso las personas que habían recibido educación a partir de los 60 años seguían experimentando un efecto protector contra la demencia.
¿Cuáles son algunos ejemplos de actividades que pueden aportar beneficios educativos en la edad adulta?
Algunos ejemplos de actividades que pueden aportar beneficios educativos en la edad adulta son la inscripción en cursos o talleres, la lectura de libros y artículos, el aprendizaje de nuevas habilidades o idiomas, y la participación en aficiones intelectualmente estimulantes como los rompecabezas o tocar instrumentos musicales.