Las citas por Internet se han convertido en una forma cada vez más popular de conocer gente nueva y, potencialmente, encontrar el amor. Con sólo unos pocos movimientos o clics, puedes ponerte en contacto con alguien que comparta tus intereses y deseos. Sin embargo, no todas las citas en línea acaban en un «felices para siempre». De hecho, algunas acaban de la forma contraria.
Todos hemos oído historias de terror de citas que han salido mal, pero quizá uno de los escenarios más extraños y desconcertantes es cuando alguien va al baño durante una cita y nunca vuelve. Es como si se desvaneciera en el aire y dejara a su desprevenido acompañante preguntándose qué ha pasado. ¿Habrán dicho algo? ¿Ofendieron a su cita de alguna manera? ¿O simplemente decidieron que el baño era un lugar mejor para estar?
Estas historias de citas fallidas después de salir por Internet no sólo son cómicas, sino que también sirven para recordar los riesgos y las incertidumbres que conlleva conocer a desconocidos por Internet. Aunque muchas citas por Internet tienen éxito y conducen a contactos significativos, siempre existe la posibilidad de que las cosas se tuerzan. Es importante ser precavido y tomar las precauciones necesarias al aventurarse en el mundo de las citas en línea. Al fin y al cabo, nunca se sabe cuándo tu cita puede decidir hacer una escapada rápida al baño y no volver jamás.
Anna, 25 años
Anna, una mujer de 25 años amante de la aventura, decidió probar suerte en el mundo de las citas por Internet con la esperanza de encontrar una conexión significativa. Había oído historias de éxito de amigos que habían encontrado a sus almas gemelas a través de plataformas online, así que pensó: «¿Por qué no intentarlo?».
Anna creó un perfil de citas online que mostraba su vibrante personalidad y su amor por las actividades al aire libre. Publicó fotos suyas haciendo senderismo, viajando y disfrutando de la vida al máximo. Pronto empezó a recibir mensajes de posibles pretendientes, cautivados por sus ganas de vivir.
A Anna le llamó la atención un mensaje en particular, de un chico llamado Mark. Parecía ingenioso, inteligente y compartía con ella la pasión por explorar nuevos lugares. Intercambiaron mensajes durante un rato y decidieron quedar para tomar un café en una cafetería de moda del centro de la ciudad.
Entusiasmada, Anna llegó al café 10 minutos antes de lo previsto. Se había arreglado y puesto un toque de su fragancia favorita, deseosa de causar una buena impresión. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Mark no aparecía por ninguna parte.
El entusiasmo inicial de Anna empezó a desvanecerse mientras se sentaba sola a la mesa, sintiendo una mezcla de vergüenza y decepción. Envió a Mark un mensaje cortés preguntándole si estaba bien y si iba a venir. Los minutos se convirtieron en una hora, pero él seguía sin responder.
Sintiéndose humillada, Anna decidió finalmente abandonar el café. Al salir, no pudo evitar preguntarse qué había salido mal. ¿Habría interpretado mal las señales? ¿Habría habido alguna emergencia que impidiera a Mark aparecer? La falta de comunicación la dejó intranquila.
Reflexionando sobre la experiencia más tarde, Anna se dio cuenta de que las citas en el mundo online pueden ser impredecibles. La gente se esconde detrás de una pantalla y se presenta de una determinada manera, pero no siempre cumple sus promesas. Fue una valiosa lección para ella, y se comprometió a ser más precavida en sus futuras aventuras de citas por Internet.
Aunque la cita fallida con Mark le dejó un sabor amargo, no dejó que la desanimara a creer en el amor. Siguió explorando el mundo de las citas por Internet con la esperanza de encontrar a alguien que apreciara su espontaneidad y sus ganas de vivir.
Ilyana, 23 años
Ilyana, una estudiante universitaria de 23 años, decidió probar las citas por Internet con la esperanza de encontrar una posible pareja. Se registró en una conocida aplicación de citas y empezó a chatear con diferentes personas. Tras unas semanas de conversaciones informales, Ilyana se emparejó con un chico llamado Daniel.
El comienzo:
Cuando empezaron a hablar, Ilyana descubrió que Daniel era encantador e interesante. Tenían intereses comunes y parecían tener mucho en común. Charlaron durante días antes de decidir conocerse en persona.
La primera cita:
Ilyana y Daniel quedaron en una cafetería local para su primera cita. Entablaron profundas conversaciones sobre sus sueños, objetivos y aspiraciones. Ilyana sintió una conexión instantánea y creyó que Daniel podía ser alguien especial.
El giro inesperado:
Sin embargo, a medida que avanzaba la cita, Ilyana se dio cuenta de que Daniel parecía distraído y desinteresado. Miraba constantemente el móvil y apenas prestaba atención a lo que ella decía. Ilyana trató de disimularlo, pensando que tal vez tenía un mal día.
La pausa para ir al baño:
A mitad de la cita, Daniel se excusó para ir al baño. Ilyana esperó pacientemente a que volviera, con la esperanza de continuar la conversación. Sin embargo, los minutos se convirtieron en decenas de minutos y Daniel no aparecía por ninguna parte.
El fantasma:
Después de esperar lo que le pareció una eternidad, Ilyana se dio cuenta de que Daniel la había dejado colgada. Se sintió confusa, dolida y avergonzada. No podía creer que alguien con quien había sentido una conexión simplemente desapareciera sin decir una palabra.
Seguir adelante:
A pesar de la decepción, Ilyana no dejó que esta cita fallida la desanimara para futuras citas. Aprendió de la experiencia y se volvió más precavida a la hora de conocer gente nueva por Internet. Ilyana mantuvo la esperanza de encontrar contactos genuinos y continuó su viaje por el mundo de las citas en línea.
Masha, 28 años
Conocí a Masha en una conocida aplicación de citas por Internet y congeniamos enseguida. Teníamos intereses similares y buen sentido del humor, así que decidimos quedar para una cita. Quedamos en encontrarnos en una cafetería local.
Cuando llegué a la cafetería, estaba nervioso pero emocionado por conocer por fin a Masha en persona. Encontré una mesa y esperé a que llegara. Al cabo de unos minutos, vi a una mujer que caminaba hacia mí y que coincidía con la descripción de Masha. Tenía una bonita sonrisa y parecía simpática, así que supuse que era ella.
Nos presentamos y empezamos a hablar. Todo iba bien y estábamos manteniendo una conversación estupenda. Masha era inteligente, divertida y era fácil hablar con ella. Sentí una auténtica conexión con ella.
La desaparición repentina
Pero entonces, de la nada, Masha se excusó para ir al baño. Parecía un poco nerviosa, pero no le di mucha importancia. Seguí sorbiendo mi café y esperé a que volviera.
Los minutos se convirtieron en decenas de minutos y no había ni rastro de Masha. Empecé a preocuparme y a preguntarme qué podía haber pasado. ¿Habría pasado algo en el baño? ¿Habría tenido una urgencia?
Decidí darle el beneficio de la duda y esperé un poco más. Pero al cabo de media hora, estaba claro que Masha no iba a volver. Me sentí confuso y decepcionado.
Misterio sin resolver
Salí de la cafetería desconcertado y preguntándome qué había salido mal. Le envié un mensaje a Masha preguntándole si todo iba bien, pero no recibí respuesta. Me pareció extraño que me dejaran así, sin ninguna explicación ni conclusión.
Reflexionando sobre la experiencia, me di cuenta de que las citas en línea pueden ser impredecibles. La gente puede desaparecer sin dejar rastro, y es algo para lo que tenemos que estar preparados. Es importante no tomárselo como algo personal y seguir adelante.
A pesar del abrupto final de mi cita con Masha, no he dejado que eso me desanime a la hora de buscar citas por Internet. Es una oportunidad para conocer gente nueva y encontrar potencialmente una conexión. Aunque la misteriosa desaparición de Masha siempre quedará sin respuesta, tengo la esperanza de que la próxima cita sea una experiencia mejor.
Karina, 22 años
Karina, una estudiante universitaria de 22 años, decidió probar las citas por Internet tras varios intentos fallidos de encontrar el amor en su círculo social más cercano. Se registró en una conocida aplicación de citas y recibió algunas coincidencias que le llamaron la atención. Uno de ellos era Matthew, un chico encantador y aparentemente genuino.
Tras unas semanas charlando por Internet, Karina y Matthew decidieron quedar para tomar un café. Quedaron en reunirse en una cafetería local cuando Karina terminara sus clases del día. Karina estaba muy ilusionada por conocer por fin a Matthew en persona y poder iniciar una relación significativa.
Mientras esperaba en la cafetería a que Matthew llegara, Karina estaba cada vez más ansiosa. El tiempo parecía pasar lentamente y empezó a dudar de que Matthew llegara. Después de lo que le pareció una eternidad, un mensaje de texto apareció en su teléfono: «Hola, lo siento, ha surgido algo urgente. ¿Podemos cambiar la cita?».
Decepcionada pero comprensiva, Karina accedió a reprogramar su cita. Eligieron un nuevo día y una nueva hora, y Karina esperaba que esta vez todo saliera bien.
El día de la nueva cita, Karina llegó puntual al lugar acordado. Mientras esperaba fuera del restaurante, vio que Matthew se acercaba desde lejos. Parecía un poco desaliñado y tenía prisa.
Matthew se disculpó por el retraso, achacándolo al tráfico y a una agenda de trabajo muy apretada. Karina está dispuesta a concederle el beneficio de la duda y decide continuar con la cita. Por desgracia, la conversación resultó forzada y hubo poca química entre ellos.
A mitad de la cita, Matthew se excusó para ir al baño. Karina esperó pacientemente, con la esperanza de que las cosas mejoraran cuando él regresara. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se hizo evidente que Matthew no volvería.
Avergonzada y dolida, Karina se dio cuenta de que una vez más la habían dejado plantada. No entendía por qué alguien se tomaba la molestia de concertar una cita y luego desaparecía sin decir nada.
Karina se recompuso, pagó la cuenta y salió del restaurante decepcionada y desanimada. Borró la aplicación de citas de su teléfono y decidió que necesitaba un descanso del mundo de las citas en línea.
Sveta, 30 años
Cuando decidí probar las citas por Internet, estaba emocionada y nerviosa a la vez. Después de chatear con varios chicos, quedé con uno de ellos, Alex, que parecía interesante y divertido.
Decidimos quedar en una acogedora cafetería del centro de la ciudad. Llegué unos minutos antes y encontré una mesa. Mientras esperaba, me fijé en un chico que parecía estar buscando a alguien. Se acercó a mí y se presentó como Alex. Sin embargo, para mi sorpresa, su aspecto era completamente distinto al de su foto de perfil. Mientras que su foto de perfil mostraba a un tipo atlético y en forma, la persona que tenía delante tenía sobrepeso y era bastante mayor.
Intenté mantener la mente abierta y decidí ignorar las diferencias físicas. Empezamos a hablar y pronto me di cuenta de que Alex no era la persona que yo pensaba. Me interrumpía constantemente y dominaba la conversación. Parecía más un monólogo unilateral que una cita. Yo no podía decir ni una palabra.
Además, parecía tener una extraña obsesión con las teorías conspirativas. Hablaba apasionadamente de cómo el mundo estaba controlado por gente lagarto y de cómo los extraterrestres estaban entre nosotros, infiltrándose en la sociedad. Estaba claro que no teníamos intereses ni valores en común.
A los treinta minutos de la cita, me excusé para ir al baño. Debo admitir que, en ese momento, me planteé seriamente marcharme y no volver jamás. Sin embargo, cuando volví y me senté, Alex no estaba por ninguna parte. Había desaparecido.
Aliviada, recogí mis cosas y salí de la cafetería. Supongo que fue una cita fallida para los dos, ya que ninguno de los dos tenía intención de continuar.
Lecciones aprendidas
Esta experiencia me enseñó que las citas por Internet pueden ser impredecibles. Es esencial tener expectativas realistas y estar preparado para las decepciones. Por muy bien que congenies con alguien en Internet, no hay garantía de que la química se traduzca en persona.
También es crucial tener la mente abierta y evitar juzgar a las personas únicamente por su apariencia. Aunque la atracción física es importante, no es el único factor que determina la compatibilidad.
Por último, no pasa nada por interrumpir una cita si no va bien. Si no lo estás pasando bien o si hay señales de alarma, es mejor dejarlo que perder el tiempo y la energía en una situación desesperada.
En general, la historia de Sveta nos recuerda que, aunque las citas por Internet pueden dar lugar a grandes contactos, no siempre son fáciles. A veces se gana, a veces se pierde, pero nunca se sabe cuándo se va a tropezar con una conexión auténtica.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Se han popularizado las citas por Internet en los últimos años?
Sí, las citas en línea se han hecho cada vez más populares en los últimos años. Con el auge de las aplicaciones y sitios web de citas, cada vez más personas recurren a Internet para encontrar posibles parejas románticas.
¿Cuáles son las razones más comunes por las que fracasan las citas en línea?
Puede haber varias razones para el fracaso de las citas en línea. Algunas de las más comunes son la falta de compatibilidad, la falta de honestidad en los perfiles online y la falta de comunicación. Es importante recordar que no todas las citas por Internet terminan con éxito.
¿Cómo prepararse mejor para una cita por Internet?
Las personas pueden prepararse mejor para las citas en línea conociendo a su posible pareja a través de mensajes o videoconferencias antes de conocerse en persona. También es útil establecer expectativas y límites claros, así como elegir un lugar seguro y público para el primer encuentro.
¿Cuáles son las señales de alarma que hay que tener en cuenta en las citas por Internet?
Algunas de las señales de alarma que hay que tener en cuenta en las citas por Internet son la falta de coherencia en la comunicación, la reticencia a conocerse en persona, la jactancia excesiva y la negativa a responder a preguntas personales. Confíe en sus instintos y, si algo no le cuadra, proceda con cautela.
¿Son fiables las citas por Internet para encontrar pareja?
Las citas en línea pueden ser una forma fiable de encontrar pareja, pero no están exentas de dificultades. Requiere paciencia, honestidad y buen juicio. Es importante enfocar las citas en línea con una mentalidad realista y comprender que no todas las parejas darán lugar a una relación exitosa y duradera.