Dejar el país de origen y empezar una nueva vida en un país extranjero nunca es una decisión fácil. Requiere valor, determinación y voluntad de enfrentarse a lo desconocido. Para dos jóvenes, esta decisión las llevó a Israel, un país rico en historia, cultura y oportunidades. Estas son sus historias.
El viaje de Sarah: Sarah, una artista londinense de 25 años, siempre se había sentido atraída por la vibrante escena artística de Israel. Había oído hablar de los bulliciosos mercados, el colorido arte callejero y la abundancia de inspiración artística. Por eso, cuando se le presentó la oportunidad de estudiar arte en Tel Aviv, Sarah no dudó en hacer las maletas y embarcarse en una nueva aventura.
«Mudarme a Israel fue un acto de fe para mí», dice Sarah. «Dejé atrás a mi familia, mis amigos y todo lo conocido para perseguir mi pasión. Y puedo decir con confianza que fue la mejor decisión que he tomado».
Desde que se mudó a Israel, Sarah ha tenido la oportunidad de sumergirse en la comunidad artística local. Ha asistido a varias exposiciones de arte, se ha relacionado con otros artistas e incluso ha expuesto su obra en galerías de la ciudad. La energía y la creatividad que encuentra en Tel Aviv siguen inspirándola y alimentando su viaje artístico.
La aventura de Emma: Emma, una empresaria neoyorquina de 30 años, buscaba un nuevo reto cuando se topó con la oportunidad de poner en marcha su propio negocio en Israel. Intrigada por el auge de las empresas emergentes en el país y su reputación como «Startup Nation», Emma hizo las maletas y emprendió un viaje a Tel Aviv.
«Empezar un negocio en un país extranjero fue sin duda una decisión arriesgada», admite Emma. «Pero el apoyo y los recursos disponibles en Israel lo convirtieron en una experiencia emocionante y gratificante».
Desde que lanzó su startup en Israel, Emma ha prosperado en el vibrante ecosistema de innovación y emprendimiento. Se ha puesto en contacto con mentores, inversores y otros emprendedores que le han ayudado a hacer realidad su visión. El espíritu de colaboración y la actitud positiva que encuentra en Tel Aviv han sido decisivos para su éxito.
Estas dos historias son un testimonio del poder transformador de seguir los propios sueños y abrazar lo desconocido. Para Sarah y Emma, mudarse a Israel fue un salto a un territorio desconocido, pero también un salto hacia el crecimiento personal y profesional. Sus experiencias ponen de relieve el potencial sin explotar que existe más allá de la zona de confort y nos recuerdan que hay vida en el extranjero.
Elena, 34 años
Elena, una mujer de 34 años, dio el salto y se trasladó a Israel con un sentimiento de emoción y aventura. Dejando atrás su cómoda vida, se embarcó en un viaje para descubrir una nueva cultura y labrarse un futuro diferente. Con gran determinación, Elena superó los retos del traslado y aprovechó las oportunidades que le esperaban.
Lo que no podía soportar
Trasladarme a Israel fue una experiencia que me cambió la vida, pero no estuvo exenta de dificultades. He aquí algunas cosas a las que me costó adaptarme:
1. 1. La barrera del idioma: Al ser de un país donde no se habla hebreo, la barrera del idioma fue el obstáculo más importante al que me enfrenté. Comunicarme con los lugareños, entender las señales de la calle e incluso hacer la compra se convirtieron en tareas abrumadoras. Tuve que invertir mucho tiempo y esfuerzo en aprender hebreo para desenvolverme en la vida cotidiana.
2. 2. Diferencias culturales: Las diferencias culturales entre mi país de origen e Israel fueron a veces difíciles de superar. Las normas sociales, las costumbres e incluso el sentido del humor eran muy diferentes, lo que a veces me hacía sentir como un extraño. Sin embargo, con el tiempo, aprendí a aceptar las diferencias y a apreciar la rica diversidad cultural.
3. El clima: Viniendo de un país de clima moderado, me costó acostumbrarme a las condiciones climáticas extremas de Israel. El calor abrasador de los veranos y la falta de lluvias en algunas regiones eran difíciles de sobrellevar. Encontrar formas de mantenerse fresco y adaptarse al clima se convirtió en una lucha constante.
4. La burocracia: Lidiar con la burocracia y el papeleo fue otro obstáculo que tuve que superar. Navegar por el sistema burocrático israelí fue un proceso largo y a menudo frustrante. Desde la obtención de visados hasta la gestión de facturas de servicios públicos, requería paciencia y persistencia.
5. Nostalgia: Aunque me entusiasmaban las nuevas oportunidades y aventuras en Israel, a veces no podía evitar sentir nostalgia. Estar lejos de los amigos y la familia, especialmente durante las vacaciones o en ocasiones especiales, era un reto emocional. Sin embargo, crear una red de apoyo, hacer nuevos amigos y mantenerme conectada virtualmente me ayudó a aliviar la nostalgia.
A pesar de estos retos, estoy agradecida por las experiencias y el crecimiento personal que me ha proporcionado vivir en Israel. Superar estos obstáculos me ha hecho más resistente y adaptable, y estoy orgullosa de la vida que he construido en mi nuevo hogar.
Lo que me conquistó en Israel
Cuando llegué por primera vez a Israel, me sorprendió inmediatamente su cultura vibrante y diversa. El país es un crisol de tradiciones, religiones e idiomas, y fue inspirador estar rodeada de un tapiz tan rico de gente. Desde los bulliciosos mercados hasta los lugares históricos, siempre había algo nuevo y emocionante que descubrir.
Una de las cosas que realmente me conquistó de Israel fue el sentido de comunidad. Los israelíes son conocidos por su calidez y hospitalidad, y yo lo experimenté de primera mano. Ya fuera por las sonrisas acogedoras de mis vecinos o por la disposición de los desconocidos a echar una mano, siempre tuve un fuerte sentimiento de pertenencia.
Otro aspecto de Israel que me cautivó fue su impresionante belleza natural. Desde los exuberantes paisajes verdes del norte hasta los impresionantes paisajes desérticos del sur, el país es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Pasé incontables horas haciendo senderismo por parques nacionales, explorando cascadas escondidas y maravillándome ante la diversidad de la flora y la fauna.
La gastronomía israelí también fue uno de mis grandes atractivos. La cocina israelí es una deliciosa mezcla de sabores e influencias de Oriente Medio, el Mediterráneo y las tradiciones judías. Ya fuera el falafel y el hummus frescos, las especias aromáticas del shawarma o los dulces de las pastelerías locales, cada comida era una aventura culinaria.
Por último, lo que realmente me conquistó de Israel fue su espíritu innovador y emprendedor. El país se ha convertido en un líder mundial en tecnología y empresas emergentes, y la energía y la creatividad del pueblo israelí son contagiosas. Fue inspirador estar rodeado de tantas personas apasionadas que no dejaban de superar los límites y crear cosas nuevas y emocionantes.
En general, Israel me ha conquistado por muchas cosas, desde su vibrante cultura y su sentido de comunidad hasta su impresionante belleza natural y su deliciosa cocina. Vivir aquí ha sido una experiencia increíble, y estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de llamar a este país mi hogar.
Cómo vivo ahora
Vivir en Israel ha sido una experiencia increíble para mí. Desde el momento en que tomé la decisión de mudarme aquí, supe que mi vida cambiaría de una forma que ni siquiera podía imaginar. La vibrante cultura, la deliciosa comida y los hermosos paisajes hacen que la vida cotidiana aquí parezca una aventura constante.
Una de las cosas que más admiro de Israel es el sentido de comunidad. Aquí la gente es increíblemente acogedora y amable, siempre dispuesta a echar una mano u ofrecer apoyo. Ya sean mis vecinos, que me invitaron a cenar en Shabat, o los dueños de las tiendas locales, que se tomaron la molestia de enseñarme algunas frases en hebreo, la calidez y amabilidad de la gente me han hecho sentir como en casa.
Tampoco me canso de probar la comida israelí. Desde el hummus y el falafel, que hacen la boca agua, hasta la fruta y la verdura frescas, cada comida es una delicia para los sentidos. Me encanta explorar los mercados locales y probar nuevos platos, e incluso he aprendido a preparar algunas recetas tradicionales israelíes.
Los paisajes de Israel son realmente impresionantes. Desde las arenosas playas de Tel Aviv hasta la histórica ciudad de Jerusalén, hay mucha belleza que explorar. He disfrutado haciendo senderismo en los Altos del Golán, flotando en el Mar Muerto y contemplando la puesta de sol en el Mediterráneo. La belleza natural nunca deja de sorprenderme.
En general, vivir en Israel ha cambiado mi vida de un modo que nunca hubiera imaginado. Me he vuelto más abierta, aventurera y agradecida por la diversidad del mundo en que vivimos. Las experiencias y los recuerdos que he vivido aquí se quedarán conmigo para siempre, y estoy deseando ver lo que me depara el futuro.
Anna, 30 años
Anna, una mujer de 30 años, dio un salto de fe y decidió trasladarse a Israel en busca de un nuevo comienzo. Con el fuerte deseo de sumergirse en una nueva cultura y explorar nuevas oportunidades, dejó atrás su entorno familiar.
Dejando atrás a su familia, sus amigos y todo aquello a lo que estaba acostumbrada, Anna se embarcó en un viaje lleno de emoción e incertidumbre. Sabía que la vida en el extranjero le plantearía dificultades, pero estaba decidida a superarlas y labrarse un futuro mejor.
Al llegar a Israel, Anna se enfrentó a los obstáculos habituales de adaptarse a un idioma y unas normas culturales diferentes. Sin embargo, su determinación y resistencia la ayudaron a adaptarse rápidamente. Se matriculó en cursos de idiomas para mejorar su nivel de hebreo y buscó activamente oportunidades de relacionarse con la comunidad local.
La decisión de Anna de trasladarse a Israel le ha abierto las puertas de su carrera profesional. Trabaja en una empresa tecnológica dinámica que le ha proporcionado un crecimiento profesional inestimable. La vibrante escena de las startups en Israel le ha permitido colaborar con personas con talento de diferentes partes del mundo, ampliando sus horizontes y expandiendo su red de contactos.
Vivir en el extranjero también ha permitido a Anna desarrollar un nuevo sentido de la independencia. Ha aprendido a desenvolverse en un país extranjero, a gestionar sus finanzas y a tomar decisiones importantes por sí misma. Esta nueva confianza la ha ayudado a crecer personal y profesionalmente.
Aunque el viaje no siempre ha sido fácil, Anna cree que la experiencia de vivir en el extranjero ha sido transformadora. Ha tenido la oportunidad de descubrir sus verdaderas capacidades y adoptar nuevas perspectivas. La belleza de los diversos paisajes y la rica historia de Israel también han enriquecido su vida, dándole un aprecio más profundo por las diferentes culturas.
En conclusión, la historia de Anna es un testimonio de las experiencias que pueden cambiar la vida cuando uno se traslada al extranjero. Es un recordatorio de que salir de la propia zona de confort puede conducir al crecimiento personal, a nuevas oportunidades y a una visión más amplia del mundo. Para Anna, mudarse a Israel ha sido una decisión valiente y gratificante.
Lo que no podía soportar
Vivir en un país extranjero puede ser una experiencia desafiante y reveladora. Aunque hay muchas cosas que me encantan de Israel, también hubo algunos aspectos de la vida que me resultaron difíciles de sobrellevar. He aquí algunas cosas que no pude soportar:
- La barrera del idioma: el hebreo es el idioma oficial en Israel, y aunque tenía algunos conocimientos básicos del idioma antes de mudarme, fue definitivamente una lucha para comunicarme eficazmente en situaciones cotidianas. Ya fuera pidiendo comida en un restaurante o preguntando por una dirección, a menudo me sentía frustrada e incomprendida.
- El intenso calor: Viniendo de un país con un clima más fresco, el calor abrasador de Israel era algo para lo que no estaba preparada. Los largos y calurosos veranos hacían difícil permanecer al aire libre durante periodos prolongados, y a menudo me encontraba buscando refugio en espacios con aire acondicionado.
- Las diferencias culturales: Israel tiene una cultura única profundamente arraigada en sus antecedentes religiosos e históricos. Como extranjero, a veces me resultaba difícil navegar por estas diferencias culturales y entender las costumbres y tradiciones locales. Me costó tiempo y esfuerzo adaptarme e integrarme en la sociedad.
- El elevado coste de la vida: Israel es conocido por su elevado coste de la vida, especialmente en ciudades como Tel Aviv. El alquiler, la comida y otros gastos se acumulan rápidamente, lo que supone una carga financiera para muchos. Tuve que presupuestar cuidadosamente mis gastos y hacer sacrificios para llegar a fin de mes.
Aunque estos retos fueron difíciles de superar, también me proporcionaron valiosas experiencias de aprendizaje y me ayudaron a crecer como persona. A pesar de las dificultades, mi estancia en Israel estuvo llena de momentos inolvidables y amistades para toda la vida.
Lo que me conquistó en Israel
Israel es un país que cautiva por su rica historia, su variada cultura y sus impresionantes paisajes. Hay muchos factores que me conquistaron y me hicieron enamorarme de este lugar único.
En primer lugar, el pueblo israelí es increíblemente cálido y acogedor. Me sorprendió su hospitalidad genuina y su voluntad de ayudar a los demás. Desde el momento en que llegué, tuve una sensación de pertenencia y aceptación que me facilitó mucho la transición.
Las vibrantes y bulliciosas ciudades, como Tel Aviv y Jerusalén, me fascinaron por su energía y vivacidad. La combinación de arquitectura antigua e infraestructuras modernas crea una atmósfera única difícil de encontrar en otros lugares. Explorar las callejuelas de la Ciudad Vieja de Jerusalén o pasear por el paseo marítimo de Tel Aviv se convirtieron en algunos de mis pasatiempos favoritos.
Otro aspecto que me conquistó de Israel es el rico patrimonio cultural del país. La cocina israelí, fusión de varias tradiciones culinarias, es una delicia para los amantes de la gastronomía como yo. Desde el hummus y el falafel hasta la shakshuka y el sabich, los platos locales nunca dejan de deleitar mis papilas gustativas. Además, la diversidad de la población israelí aúna diferentes lenguas, religiones y tradiciones, creando un crisol de culturas tan inspirador como enriquecedor.
Además, la belleza natural de Israel es sencillamente impresionante. Desde las doradas playas del Mediterráneo hasta los serenos paisajes del desierto del Néguev y la exuberante vegetación de la región de Galilea, no hay escasez de paisajes impresionantes con los que maravillarse. Hacer senderismo en la Reserva Natural de Ein Gedi o flotar en el Mar Muerto son experiencias que nunca olvidaré.
Por último, la vibrante escena de las startups israelíes y su énfasis en la innovación me han impresionado enormemente. El país se ha convertido en un centro neurálgico de avances tecnológicos y espíritu emprendedor. He tenido la oportunidad de presenciar de primera mano la investigación y el desarrollo de vanguardia que tienen lugar aquí, lo que me ha inspirado para perseguir mis propios sueños empresariales.
En conclusión, lo que me conquistó de Israel fue una combinación de gente cálida y acogedora, ciudades vibrantes, un rico patrimonio cultural, paisajes impresionantes y espíritu innovador. Trasladarme a Israel ha sido una experiencia que me ha cambiado la vida, y estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de sumergirme en este increíble país.
Cómo vivo
Vivir en el extranjero ha sido una experiencia increíble para mí. Desde que me mudé a Israel, mi rutina diaria y mi estilo de vida han cambiado significativamente. He aquí un vistazo a cómo vivo.
- Lengua y cultura: Una de las primeras cosas a las que tuve que adaptarme fue a la lengua hebrea. Empecé a tomar clases de lengua para comunicarme eficazmente con los lugareños. También me sumergí en la cultura israelí, asistiendo a festivales, probando la cocina local y participando en celebraciones tradicionales.
- El trabajo: Encontrar trabajo era una prioridad para mí. Busqué oportunidades de empleo que se ajustaran a mis aptitudes e intereses. Afortunadamente, conseguí un puesto en una empresa local de tecnología y trabajo como ingeniero de software.
- Vida social: Crear un círculo social en un país nuevo puede ser todo un reto, pero yo estaba decidida a hacer amigos. Me uní a varios clubes y organizaciones, conocí a gente a través del trabajo y asistí a eventos sociales. Ahora tengo un grupo diverso de amigos de distintas procedencias.
- Aficiones y ocio: Explorar los bellos paisajes y lugares históricos de Israel se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos. Suelo ir de excursión a las pintorescas montañas, disfrutar de largos paseos por las impresionantes playas y visitar los animados mercados. Además, me he apuntado a clases de baile para aprender danzas folclóricas tradicionales israelíes.
- Comida y gastronomía: La cocina israelí es variada y deliciosa. Me encanta el hummus, el falafel, el shawarma y otros platos que hacen la boca agua. A menudo salgo a cenar a restaurantes locales, pruebo nuevos sabores y me deleito con el rico patrimonio culinario del país.
En general, mi vida en Israel ha sido una aventura maravillosa, llena de nuevas experiencias y crecimiento personal. He abrazado el estilo de vida israelí y me siento agradecida por las oportunidades que tengo aquí. Vivir en el extranjero ha ampliado mis horizontes y me ha enseñado valiosas lecciones sobre independencia, adaptabilidad y diversidad cultural.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Cuáles son las historias de las dos chicas que se trasladaron a Israel?
La primera chica, María, se trasladó a Israel para proseguir su educación y sus oportunidades profesionales. Encontró trabajo en el sector tecnológico y disfruta de la cultura vibrante y diversa de Israel. La segunda, Anna, se trasladó a Israel para reunirse con su familia, que ya se había establecido allí. Ha encontrado un sentimiento de pertenencia y está contenta con su decisión.
¿Qué motivó a María a trasladarse a Israel?
A María le motivaron las oportunidades de educación y desarrollo profesional que le ofrecía Israel. Oyó hablar de la floreciente industria tecnológica y decidió explorar allí sus opciones. Creía que Israel ofrecía un entorno único para el desarrollo personal y profesional.
¿Cómo se sintió Anna después de mudarse a Israel?
Después de mudarse a Israel, Anna tuvo una sensación de pertenencia y felicidad. Se unió a su familia, que ya había establecido una vida allí, y estar rodeada de seres queridos le facilitó la transición. Adoptó la cultura israelí y se alegró de formar parte de una comunidad muy unida.
¿A qué retos se enfrentó María después de mudarse a Israel?
Después de mudarse a Israel, María se enfrentó a algunos retos, como las barreras lingüísticas y las diferencias culturales. Tuvo que adaptarse a un nuevo estilo de vida y aprender hebreo para relacionarse con los israelíes. Sin embargo, aceptó estos retos como oportunidades de crecimiento personal y los utilizó como motivación para integrarse en la sociedad israelí.