A menudo somos nuestros peores críticos. Cuando cometemos un error o no alcanzamos nuestras expectativas, tendemos a reñirnos a nosotros mismos. Nos decimos cosas como «qué tonta soy» o «no me puedo creer que haya vuelto a meter la pata». Creemos que siendo duros con nosotros mismos nos motivaremos para hacerlo mejor la próxima vez. Sin embargo, este tipo de autocrítica es en realidad perjudicial para nuestra motivación y puede obstaculizar nuestro progreso.
La autocrítica constante crea un bucle de retroalimentación negativa. Cuando nos regañamos a nosotros mismos por no cumplir nuestras expectativas, activamos la respuesta de estrés de nuestro cerebro. Esto libera cortisol, una hormona asociada a niveles elevados de estrés. Este estrés no sólo disminuye nuestra motivación, sino que también merma nuestra capacidad para pensar con claridad y tomar decisiones racionales.
La autocompasión es clave para la motivación. En lugar de regañarnos a nosotros mismos, deberíamos practicar la autocompasión. La autocompasión implica tratarnos con amabilidad, comprensión y aceptación, especialmente en momentos de fracaso o dificultad. La investigación ha demostrado que la autocompasión fomenta la motivación, la resiliencia y el bienestar general.
¿Cómo podemos dejar de regañarnos y practicar la autocompasión? En primer lugar, podemos empezar por ser conscientes de nuestros pensamientos autocríticos. Cuando nos demos cuenta de que nos regañamos a nosotros mismos, podemos hacer una pausa y recordarnos que debemos ser amables con nosotros mismos. También podemos cuestionar nuestros pensamientos autocríticos preguntándonos si son realmente ciertos o si podemos adoptar otra perspectiva más compasiva. Por último, podemos practicar ejercicios de autocompasión, como escribirnos una carta compasiva o realizar actividades de autocuidado que fomenten la autoaceptación.
Al sustituir la autocrítica por la autocompasión, podemos cultivar un diálogo interno positivo y de apoyo. Esto no sólo aumentará nuestra motivación, sino también nuestro bienestar y felicidad generales. Así que, la próxima vez que te sorprendas regañándote a ti mismo, recuerda ser amable y comprensivo. Te lo mereces.
3 maneras de dejar de hacerte daño
La autocrítica puede ser perjudicial para nuestro bienestar mental y nuestra motivación. Aquí tienes tres maneras eficaces de dejar de hacerte daño:
1. Practica la autocompasión
En lugar de regañarte por tus errores o fracasos, intenta cultivar la autocompasión. Trátate con amabilidad y comprensión, como tratarías a un amigo en una situación similar. Recuérdate que cometer errores forma parte del ser humano y no define tu valía. Ofrezca palabras de ánimo y autoapoyo, centrándose en sus puntos fuertes y en sus progresos en lugar de detenerse en los aspectos negativos.
2. Desafíe la autoconversación negativa
Preste atención a su diálogo interior e identifique los patrones negativos de autoconversación. Cuando te sorprendas haciendo autocrítica o culpándote a ti mismo, cuestiona esos pensamientos. Pregúntese si la crítica es justa o si hay otra forma más positiva de interpretar la situación. Sustituye los pensamientos negativos por otros compasivos y realistas. Recuerda que la autoconversación negativa puede aprenderse y desaprenderse, y que desarrollar hábitos de pensamiento positivo requiere práctica.
3. Establezca objetivos y expectativas realistas
Evite fijarse expectativas demasiado altas, ya que pueden llevarle a la autocrítica y la decepción. En su lugar, fíjese objetivos realistas y alcanzables que se ajusten a sus capacidades y recursos. Divida los grandes objetivos en tareas más pequeñas y manejables, y celebre sus logros a lo largo del camino. Reconozca que el progreso no siempre es lineal y que los contratiempos forman parte natural del camino. Sé paciente y amable contigo mismo mientras trabajas para alcanzar tus objetivos.
Practicando la autocompasión, cuestionando la autoconversación negativa y estableciendo objetivos realistas, puedes liberarte del ciclo de la autocrítica y empezar a cultivar una relación más sana y solidaria contigo mismo.
Date las gracias ahora mismo
Cuando se trata de motivación, a menudo nos olvidamos de agradecernos a nosotros mismos el duro trabajo que realizamos. Es importante tomarse un momento y agradecerse a uno mismo todo el esfuerzo realizado, especialmente en los momentos difíciles.
Reconoce tus logros:
Es fácil caer en el ciclo de la autocrítica y pasar por alto nuestros logros. Da un paso atrás y reconoce tus logros, por pequeños que parezcan. Tanto si se trata de completar una tarea difícil como de superar un obstáculo personal, reconócete a ti mismo los progresos que has hecho.
Practica la autocompasión:
A menudo somos nuestros críticos más duros, pero es esencial ser amables con nosotros mismos. Trátate a ti mismo con la misma compasión y comprensión que mostrarías a un amigo. Recuerda que todo el mundo comete errores y se enfrenta a retos: así es como crecemos y aprendemos.
Reflexiona sobre tu crecimiento:
Tómate un tiempo para reflexionar sobre lo lejos que has llegado. Piensa en las habilidades que has desarrollado, los conocimientos que has adquirido y el crecimiento personal que has experimentado. Si aprecias tu progreso, podrás cultivar una mentalidad positiva y alimentar tu motivación para futuros esfuerzos.
Siéntete orgulloso y celébralo:
«Todo logro empieza con la decisión de intentarlo». – John F. Kennedy
En lugar de centrarte en las cosas que no has hecho o que podrías haber hecho mejor, desplaza tu atención hacia lo que has conseguido. Celebra tus éxitos, por grandes o pequeños que sean. Date un capricho o comparte tus logros con tus seres queridos. Al celebrar tus hitos, reforzarás los hábitos positivos y aumentarás la confianza en ti mismo.
Gratitud hacia ti mismo:
«La gratitud puede transformar los días comunes en acción de gracias, convertir los trabajos rutinarios en alegría y cambiar las oportunidades ordinarias en bendiciones». – William Arthur Ward
Expresa gratitud por ti mismo y por el esfuerzo que has dedicado a conseguir tus objetivos. Recuérdate a ti mismo la determinación y resistencia que has demostrado. Si reconoces tu valor y tu contribución, reforzarás tu autoestima y tu motivación.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Por qué es malo reñirse a uno mismo?
Regañarse a uno mismo puede ser perjudicial para la autoestima y la motivación. Puede crear una autoconversación negativa y hacerte sentir culpable o avergonzado, lo que puede obstaculizar tu progreso y productividad.
¿Cómo afecta la auto-reprimenda a la motivación?
Cuando te regañas a ti mismo, creas una mentalidad negativa y puedes desmotivarte. En lugar de sentirte capacitado para mejorar, puedes sentirte desanimado e incapaz de alcanzar tus objetivos, lo que conduce a una disminución de la motivación.
¿Cuáles son algunas alternativas a la auto-reprimenda?
En lugar de regañarte a ti mismo, intenta practicar la autocompasión y el autoperdón. Trátate a ti mismo con amabilidad y comprensión cuando cometas errores, y céntrate en aprender y crecer a partir de ellos en lugar de pensar negativamente en ellos.
¿Puede ser la auto-reprimenda una forma de motivación?
Aunque algunas personas piensen que regañarse a uno mismo puede ser una forma de motivación, a menudo resulta más perjudicial que útil. La motivación externa, como fijarse objetivos, buscar el apoyo de los demás y celebrar las pequeñas victorias, suele ser más eficaz y sostenible.
¿Cómo puedo dejar de reñirme a mí mismo?
Para dejar de regañarse a sí mismo, empiece por ser consciente de su discurso negativo y sustitúyalo por pensamientos positivos y alentadores. Practique la autocompasión y el perdón, y rodéese de una red de apoyo formada por amigos y seres queridos que le ayuden a mantenerse motivado y centrado en sus objetivos.
¿Por qué es malo reñirnos a nosotros mismos cuando se trata de motivación?
Regañarnos a nosotros mismos cuando se trata de motivación es contraproducente porque crea una mentalidad negativa, disminuye la autoestima y nos hace menos propensos a alcanzar nuestros objetivos. Cuando nos regañamos a nosotros mismos, nos centramos en nuestros fracasos y defectos, lo que puede provocar sentimientos de culpa, vergüenza e inadecuación. Esto puede desmotivarnos aún más y dificultar la adopción de medidas para alcanzar nuestros objetivos.