El dolor de cuello es un problema común que afecta a muchas personas en algún momento de su vida. Puede estar causado por diversos factores, como una mala postura, tensión muscular, traumatismos o afecciones médicas subyacentes. Independientemente de la causa, el dolor de cuello puede ser extremadamente incómodo y afectar significativamente a la calidad de vida de una persona.
Hay varias formas de aliviar el dolor de cuello y prevenir su reaparición. Uno de los pasos más importantes es corregir cualquier problema subyacente que pueda estar contribuyendo al dolor. Esto puede implicar mejorar la postura, fortalecer los músculos del cuello y los hombros y evitar las actividades que fuercen el cuello.
Además de abordar las causas subyacentes, también hay varias estrategias que pueden ayudar a aliviar el dolor de cuello a corto plazo. La aplicación de compresas frías o calientes, los ejercicios de estiramiento y los masajes cervicales suaves pueden aliviar el dolor y relajar los músculos del cuello.
También es importante mantener un estilo de vida saludable para evitar que el dolor de cuello reaparezca. El ejercicio regular, el mantenimiento de un peso saludable y la práctica de técnicas de control del estrés pueden contribuir a la salud general del cuello y reducir el riesgo de futuros dolores. Buscar ayuda profesional de un profesional sanitario, como un fisioterapeuta o un quiropráctico, puede proporcionar orientación y apoyo adicionales para controlar y prevenir el dolor de cuello.
Cómo está organizado el cuello
El cuello es una estructura compleja que soporta el peso de la cabeza y permite una amplia gama de movimientos. Está formado por vértebras, discos, músculos, ligamentos y nervios que trabajan juntos para proporcionar estabilidad y movilidad.
Las vértebras son las estructuras óseas que componen la columna vertebral. En el cuello hay siete vértebras, denominadas C1 a C7. Estas vértebras son más pequeñas y flexibles que las del resto de la columna vertebral, lo que permite un mayor movimiento en el cuello.
Entre cada par de vértebras hay un disco, que actúa como cojín y amortiguador. Los discos están formados por una capa exterior dura llamada anillo fibroso y un centro gelatinoso llamado núcleo pulposo.
El cuello también contiene numerosos músculos que controlan el movimiento de la cabeza y el cuello. Entre ellos se encuentran los músculos esternocleidomastoideo, trapecio, escaleno y elevador de la escápula. Estos músculos trabajan conjuntamente para sostener la cabeza y permitir actividades como girarla, asentir con la cabeza e inclinarla.
Los ligamentos son fuertes bandas de tejido que conectan unos huesos con otros. En el cuello, los ligamentos ayudan a estabilizar las vértebras y a limitar el movimiento excesivo. Los principales ligamentos del cuello son el ligamento longitudinal anterior, el ligamento longitudinal posterior, el ligamentum flavum y el ligamento interespinoso.
Por último, el cuello alberga importantes nervios que transmiten señales entre el cerebro y el resto del cuerpo. Los nervios cervicales se originan en la médula espinal e inervan distintas partes de la cabeza, el cuello, los hombros, los brazos y las manos.
Comprender la organización del cuello puede ayudar a identificar y abordar las causas del dolor cervical. Manteniendo una postura saludable, haciendo ejercicio con regularidad y evitando la tensión muscular, las personas pueden reducir el riesgo de dolor de cuello y garantizar una salud óptima del cuello.
Síntomas
El dolor de cuello puede causar una variedad de síntomas que pueden ir de leves a graves. Los síntomas más comunes asociados al dolor de cuello son
Si experimenta alguno de estos síntomas, es importante que consulte a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Dolor y rigidez
El dolor y la rigidez en el cuello son síntomas frecuentes de diversas afecciones. Pueden deberse a distensiones musculares, malas posturas, enfermedades degenerativas o lesiones. Comprender la causa subyacente del dolor y la rigidez es crucial para tratarlos eficazmente y prevenir su reaparición.
Distensión muscular: El uso excesivo o inadecuado de los músculos del cuello puede provocar tensión y molestias. Esto puede deberse a actividades como una mala ergonomía, el uso excesivo del teléfono o el ordenador, o el transporte de objetos pesados. Un movimiento brusco o una sacudida del cuello también pueden tensar estos músculos. Una postura correcta, descansos regulares y ejercicios de estiramiento pueden ayudar a aliviar la tensión muscular y reducir el dolor y la rigidez.
Mala postura: Mantener una postura incorrecta durante largos periodos de tiempo puede sobrecargar los músculos y articulaciones del cuello y provocar dolor y rigidez. Encorvarse o encorvarse hacia delante mientras se está sentado, de pie o durmiendo puede contribuir a estos síntomas. Es importante adoptar una buena postura alineando la columna vertebral y manteniendo la cabeza y los hombros en una posición neutra.
Enfermedades degenerativas: Afecciones como la artrosis y la enfermedad degenerativa del disco pueden afectar al cuello, causando dolor y rigidez. Estas afecciones se producen como resultado del desgaste de las articulaciones y los discos del cuello con el paso del tiempo. Los tratamientos no quirúrgicos, como la fisioterapia, la medicación y las modificaciones del estilo de vida, pueden ayudar a controlar los síntomas y ralentizar la progresión de estas enfermedades.
Lesiones: Las lesiones traumáticas, como el latigazo cervical provocado por accidentes de coche o impactos relacionados con el deporte, pueden causar dolor y rigidez intensos en el cuello. Estas lesiones pueden dañar los músculos, ligamentos o discos del cuello, lo que requiere un diagnóstico y tratamiento adecuados. El reposo, la terapia con hielo o calor, los analgésicos y la fisioterapia son los tratamientos recomendados habitualmente para las lesiones cervicales.
Es importante buscar atención médica si el dolor y la rigidez de cuello persisten o empeoran, o si van acompañados de otros síntomas como entumecimiento, hormigueo o debilidad en brazos o piernas. Un profesional sanitario puede proporcionar un diagnóstico preciso y sugerir opciones de tratamiento adecuadas para aliviar el dolor y promover la curación.
Entumecimiento u hormigueo
El entumecimiento u hormigueo en la zona del cuello puede ser síntoma de diversas afecciones subyacentes. Se produce cuando hay presión o irritación en los nervios que pasan por el cuello. Estas son algunas de las causas más comunes de entumecimiento u hormigueo en el cuello:
- Hernia discal: Una hernia discal en el cuello puede comprimir o pinzar los nervios, provocando entumecimiento o sensación de hormigueo.
- Estenosis espinal cervical: El estrechamiento del canal espinal en el cuello puede ejercer presión sobre los nervios, provocando entumecimiento u hormigueo.
- Pinzamiento nervioso: Un nervio del cuello puede pinzarse o comprimirse debido a una postura incorrecta, una lesión o un movimiento repetitivo, provocando entumecimiento u hormigueo.
- Distensión muscular: El uso excesivo o la distensión de los músculos del cuello pueden provocar tensión y presión en los nervios, causando entumecimiento u hormigueo.
- Síndrome de la salida torácica: La compresión de los nervios y vasos sanguíneos en la región del cuello y los hombros puede causar entumecimiento u hormigueo en el cuello.
Dependiendo de la causa subyacente, el tratamiento del entumecimiento u hormigueo en el cuello puede implicar una combinación de analgésicos, fisioterapia, ejercicios y cambios en el estilo de vida. Es importante consultar a un profesional sanitario para determinar la causa exacta y el plan de tratamiento adecuado para su dolencia.
Para evitar que el entumecimiento o el hormigueo vuelvan a aparecer, es fundamental mantener una buena postura, evitar actividades que sobrecarguen el cuello e incorporar a la rutina estiramientos regulares y ejercicios de fortalecimiento. Además, controlar los niveles de estrés y practicar técnicas de relajación puede ayudar a aliviar la tensión muscular y reducir el riesgo de desarrollar síntomas relacionados con el cuello.
Chasquidos o rechinidos
Si experimenta chasquidos o rechinidos al mover el cuello, puede ser un signo de un problema articular o del desarrollo de artritis.
Los chasquidos o crujidos pueden deberse a varias causas, entre ellas:
- Disfunción articular: Si las articulaciones del cuello no funcionan correctamente, pueden producirse chasquidos o crujidos durante el movimiento.
- Artritis: La artrosis, un tipo común de artritis, puede afectar a las articulaciones del cuello y provocar chasquidos o rechinidos.
- Lesión cervical: Una lesión cervical previa puede provocar chasquidos o rechinidos.
Si experimenta chasquidos o rechinidos en el cuello, es importante que consulte a un profesional sanitario. Éste podrá diagnosticar la causa subyacente y ofrecerle las opciones de tratamiento adecuadas.
Las opciones de tratamiento para los chasquidos o rechinidos en el cuello pueden incluir:
- Fisioterapia: Un fisioterapeuta puede proporcionar ejercicios y estiramientos para mejorar la amplitud de movimiento y fortalecer los músculos del cuello.
- Analgésicos: Los analgésicos de venta libre pueden ayudar a aliviar las molestias causadas por los chasquidos o rechinidos.
- Terapia con calor o hielo: La aplicación de calor o hielo en la zona afectada puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar los síntomas.
- Corrección postural: Mantener una buena postura puede ayudar a aliviar la tensión en las articulaciones del cuello y reducir los chasquidos o rechinidos.
- En casos graves, cirugía: En raras ocasiones, puede ser necesaria la cirugía para tratar la causa subyacente de los chasquidos o rechinidos.
Es importante seguir el plan de tratamiento recomendado y tomar medidas preventivas para evitar que vuelvan a producirse chasquidos o rechinidos en el cuello. Estas medidas pueden incluir:
- Mantener una buena postura: Sentarse y levantarse con la alineación adecuada puede ayudar a reducir la tensión en las articulaciones del cuello.
- Ejercicios de fortalecimiento: Realizar regularmente ejercicios dirigidos a los músculos del cuello puede ayudar a mejorar la fuerza y la estabilidad.
- Descansar de los movimientos repetitivos: Si sus actividades diarias implican movimientos repetitivos del cuello, haga pausas para descansar los músculos del cuello.
- Utilizar una ergonomía adecuada: Asegúrese de que su espacio de trabajo está configurado ergonómicamente para minimizar la tensión en el cuello.
- Ejercicio regular: Realizar una actividad física regular puede ayudar a mejorar la salud general del cuello y las articulaciones.
Si se aborda la causa subyacente y se introducen cambios en el estilo de vida, se puede reducir la aparición de chasquidos o rechinidos en el cuello y mantenerlo sano.
Mareos y pérdida de memoria
Los mareos y la pérdida de memoria pueden ser síntomas comunes que experimentan las personas que sufren dolor de cuello. Estos síntomas pueden atribuirse a varios factores, como tensión muscular, pinzamientos nerviosos y flujo sanguíneo deficiente al cerebro.
Cuando los músculos del cuello están tensos o apretados, pueden restringir el flujo sanguíneo a la cabeza, provocando mareos y una disminución de la función cognitiva. Además, los pinzamientos nerviosos en el cuello pueden interrumpir las señales que se envían al cerebro, lo que provoca pérdida de memoria y dificultad para concentrarse.
Es importante tratar el dolor de cuello y sus síntomas asociados para evitar que se conviertan en problemas crónicos. Unos ejercicios y estiramientos sencillos dirigidos a los músculos del cuello pueden ayudar a aliviar la tensión muscular y mejorar el flujo sanguíneo. Mantener una buena postura y utilizar espacios de trabajo ergonómicos también puede ayudar a prevenir el dolor de cuello y los síntomas asociados.
Si los mareos y la pérdida de memoria persisten o empeoran, es muy recomendable consultar a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados. Puede que le recomienden más pruebas o terapias para abordar las causas subyacentes de estos síntomas.
En general, controlar el dolor de cuello es esencial para mantener la salud y el bienestar generales. Al abordar las causas profundas del dolor de cuello y sus síntomas relacionados, las personas pueden encontrar alivio para los mareos y la pérdida de memoria, mejorando su calidad de vida.
Espasmos musculares
Los espasmos musculares son contracciones involuntarias o tensión en los músculos del cuello. Pueden estar causados por diversos factores, como tensión muscular, mala postura, estrés y enfermedades subyacentes.
Cuando se produce un espasmo muscular en el cuello, puede provocar dolor, rigidez y limitación de la amplitud de movimiento. La zona afectada puede resultar sensible al tacto y al movimiento. Los espasmos musculares pueden durar de unos segundos a varios minutos y pueden ser un problema recurrente si no se tratan adecuadamente.
Para aliviar los espasmos musculares en el cuello, puede probar lo siguiente:
- Aplicar terapia de calor o frío: Alternar una compresa caliente con una de hielo puede ayudar a relajar los músculos y reducir la inflamación.
- Practica técnicas de relajación: Técnicas como la respiración profunda, la meditación y ejercicios suaves de estiramiento pueden ayudar a relajar los músculos y reducir la tensión.
- Mejore su postura: Mantener una buena postura mientras se está sentado o de pie puede ayudar a prevenir la tensión muscular y reducir el riesgo de espasmos musculares.
- Haga ejercicio con regularidad: Los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento pueden ayudar a mejorar la fuerza y la flexibilidad muscular, reduciendo la probabilidad de espasmos musculares.
- Evite esfuerzos excesivos: Evite las actividades que supongan un esfuerzo excesivo para los músculos del cuello, como llevar bolsas pesadas o dormir en una posición incómoda.
Si los espasmos musculares persisten o empeoran a pesar de las medidas de autocuidado, es importante buscar atención médica. Un profesional sanitario puede ayudar a identificar la causa subyacente de los espasmos musculares y recomendar opciones de tratamiento adecuadas, como fisioterapia, medicación u otras intervenciones.
Para evitar que los espasmos musculares vuelvan a producirse, hay que mantener un estilo de vida saludable y tomar medidas para reducir el estrés y la tensión de los músculos del cuello. Si se realizan ajustes posturales, se practica ejercicio con regularidad y se controlan los niveles de estrés, se puede ayudar a prevenir futuras apariciones de espasmos musculares en el cuello.
Otros síntomas
Además del dolor de cuello, hay otros síntomas que pueden acompañar a esta afección. Estos síntomas pueden variar en función de la causa subyacente del dolor de cuello. Algunos síntomas comunes pueden incluir:
1. Rigidez o amplitud de movimiento limitada en el cuello.
2. Debilidad muscular en el cuello o en las zonas circundantes.
3. Dolores de cabeza, especialmente los que se originan en la base del cráneo.
4. Hormigueo o entumecimiento en brazos, manos o dedos.
5. Dolor en el hombro que se irradia hacia el brazo.
6. Dolor o molestias en la parte superior de la espalda o los hombros.
7. Dificultad para dormir debido al dolor de cuello.
8. Mareos o problemas de equilibrio.
9. Dolor o rigidez en la mandíbula.
10. Cambios de postura o dificultad para mantener una postura correcta.
Si experimenta alguno de estos síntomas junto con dolor de cuello, es importante que consulte con un profesional sanitario para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Dolor de cuello: causas
El dolor de cuello puede tener varias causas, desde una mala postura hasta afecciones médicas subyacentes. Exploremos algunas de las razones comunes detrás del dolor de cuello:
1. 1. Mala postura: Mantener una postura encorvada o con la cabeza hacia delante durante periodos prolongados puede sobrecargar los músculos y ligamentos del cuello y provocar dolor.
2. Tensión muscular: El uso excesivo o la tensión excesiva en los músculos del cuello, a menudo debido a actividades como movimientos repetitivos, llevar cargas pesadas o sacudidas bruscas del cuello, pueden causar dolor y molestias.
3. 3. Lesión cervical: Los accidentes o lesiones que causan latigazo cervical u otros traumatismos cervicales pueden provocar dolor de cuello agudo o crónico.
4. Hernia discal cervical: Una hernia discal en el cuello se produce cuando el material blando interior de un disco cervical se escapa y presiona contra los nervios cercanos, causando dolor y malestar.
5. Artritis: La artrosis y la artritis reumatoide pueden afectar a las articulaciones del cuello, provocando rigidez, dolor y limitación de la movilidad.
6. Pinzamiento de un nervio: La presión o compresión sobre un nervio del cuello, a menudo debido a una hernia discal, espolones óseos o estenosis espinal, puede provocar dolor de cuello que se irradia a otras partes del cuerpo.
7. Estrés y tensión: El estrés emocional y la tensión pueden causar tensión muscular en el cuello y los hombros, contribuyendo al dolor de cuello.
8. Posición al dormir: Dormir en una posición incómoda o sobre almohadas inadecuadas puede tensar los músculos del cuello y causar dolor al despertar.
9. Mala ergonomía: Trabajar o estudiar en un entorno sin la ergonomía adecuada, como utilizar una silla o un ordenador incómodos, puede provocar dolor de cuello.
10. Enfermedades subyacentes: Ciertas afecciones médicas, como la fibromialgia, las infecciones de la columna vertebral o los tumores, pueden causar dolor de cuello como síntoma.
Si experimenta dolor de cuello persistente o intenso, se recomienda consultar a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
Cuándo acudir al médico
Si experimenta dolor de cuello persistente o intenso, es importante que concierte una cita con su profesional sanitario. Aunque algunos dolores de cuello pueden tratarse en casa con medidas de autocuidado, hay ciertos síntomas que pueden indicar una afección subyacente más grave. Busque atención médica si
– El dolor no mejora con los cuidados personales después de una o dos semanas.
– El dolor va acompañado de entumecimiento, hormigueo o debilidad en los brazos o las manos.
– Tiene dificultades para caminar, mantener el equilibrio o controlar los movimientos del intestino o la vejiga.
– El dolor es consecuencia de una caída, accidente u otra lesión.
– Tiene antecedentes de cáncer u otras enfermedades graves.
– El dolor está asociado a fiebre, dolor de cabeza u otros síntomas sistémicos.
Es importante recordar que sólo un profesional sanitario puede proporcionarle un diagnóstico adecuado y recomendarle un tratamiento apropiado para su dolor de cuello. Puede realizar un examen físico, solicitar pruebas de imagen o remitirle a un especialista si es necesario. Recibir atención médica a tiempo puede ayudar a garantizar un tratamiento eficaz del dolor y evitar complicaciones.
Qué hacer si tiene dolor de cuello: tratamiento
Si sufre dolor de cuello, es importante saber cómo aliviar los síntomas y evitar que el dolor reaparezca. He aquí algunos tratamientos que pueden ayudar:
1. Aplicar calor o frío:
Aplicar calor o frío en la zona afectada puede ayudar a aliviar el dolor de cuello. Puede utilizar una almohadilla térmica o una toalla caliente para el calor calmante, o una bolsa de hielo envuelta en un paño para la terapia de frío. Aplica el calor o el frío durante unos 15-20 minutos cada vez.
2. Estira y fortalece:
Los ejercicios dirigidos a los músculos del cuello y la parte superior de la espalda pueden ayudar a aliviar el dolor y prevenir futuros episodios. Los estiramientos suaves pueden ayudar a mejorar la flexibilidad, mientras que los ejercicios de fortalecimiento pueden ayudar a proporcionar apoyo al cuello y aliviar la tensión.
3. Practicar una buena postura:
Las malas posturas suelen contribuir en gran medida al dolor de cuello. Siéntese y póngase derecho, y evite encorvarse o encorvar los hombros. Utilice una silla ergonómica o realice ajustes en su puesto de trabajo para garantizar una alineación adecuada.
4. Toma analgésicos sin receta:
Si su dolor es de leve a moderado, los analgésicos de venta libre como el paracetamol o los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar las molestias. Sin embargo, consulta con un profesional sanitario antes de tomar cualquier medicamento.
5. Busque ayuda profesional:
Si el dolor de cuello no mejora con medidas de autocuidado o si empeora con el tiempo, es importante buscar ayuda profesional. Un profesional sanitario, como un quiropráctico o un fisioterapeuta, puede ofrecerle tratamientos y terapias específicos para aliviarle el dolor de cuello.
Recuerde que es fundamental tratar el dolor de cuello con prontitud y tomar medidas para evitar que reaparezca. Siguiendo estas medidas de tratamiento y realizando ajustes en su estilo de vida, puede promover la curación y mantener un cuello sano.
Fisioterapia
La fisioterapia es un método de tratamiento que se centra en mejorar la movilidad, la fuerza y el funcionamiento del cuerpo mediante diversas técnicas. Cuando se trata de dolor de cuello, la fisioterapia puede desempeñar un papel crucial para aliviar las molestias, promover la curación y prevenir futuros episodios.
Un fisioterapeuta evaluará el estado de la persona y elaborará un plan de tratamiento personalizado. Puede incluir ejercicios para mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos del cuello, técnicas de terapia manual como la movilización articular o el masaje de tejidos blandos, y educación sobre la postura correcta y la ergonomía.
Al centrarse en las causas subyacentes del dolor de cuello, la fisioterapia pretende abordar problemas como los desequilibrios musculares, las malas posturas o una mecánica corporal inadecuada. El objetivo es restaurar la función óptima y reducir el dolor, permitiendo a las personas reanudar sus actividades diarias sin restricciones.
Además de los tratamientos en consulta, los fisioterapeutas también pueden proporcionar ejercicios en casa y estrategias de autocuidado para ayudar a las personas a controlar el dolor de cuello de forma independiente. Esto puede implicar estiramientos, técnicas de relajación o el uso de terapia de calor o frío.
La fisioterapia es una opción segura y no invasiva para tratar el dolor de cuello, adecuada para personas de todas las edades y niveles de forma física. Puede utilizarse como tratamiento independiente o junto con otras modalidades, como la medicación o los cuidados quiroprácticos, para lograr el mejor resultado posible.
Si sufre dolor de cuello, consultar a un fisioterapeuta puede ser un valioso primer paso para encontrar alivio y prevenir futuras recidivas. Mediante terapias manuales y ejercicios específicos, la fisioterapia puede ayudarle a recuperar el control de la salud de su cuello y a vivir una vida sin dolor.
Terapia manual
La terapia manual es un enfoque práctico para tratar el dolor de cuello que implica técnicas específicas realizadas por un terapeuta cualificado. Este tipo de terapia puede ayudar a aliviar el dolor, mejorar la amplitud de movimiento y abordar los problemas subyacentes que contribuyen al dolor de cuello.
Durante una sesión de terapia manual, el terapeuta utilizará sus manos para aplicar presión y movimientos específicos en los músculos, articulaciones y tejidos del cuello y las zonas circundantes. Esto puede incluir diversas técnicas como movilizaciones, manipulaciones y liberación de tejidos blandos.
Uno de los principales objetivos de la terapia manual es restablecer la alineación y el movimiento adecuados del cuello. Esto puede ayudar a reducir el dolor y la tensión, mejorar la flexibilidad y promover una mejor función general. El terapeuta suele trabajar en zonas específicas del cuello que causan dolor o restricción, pero también puede tratar otras zonas que podrían estar contribuyendo al problema.
La terapia manual suele adaptarse a la persona y a sus necesidades específicas. El terapeuta evaluará el estado del paciente y elaborará un plan de tratamiento que puede incluir una combinación de técnicas. También le orientará sobre los ejercicios y estiramientos que puede hacer en casa para favorecer el proceso de curación.
Es importante señalar que la terapia manual sólo debe ser realizada por profesionales cualificados. Intentar realizar estas técnicas sin los conocimientos y la formación adecuados puede empeorar la afección o causar más lesiones. En general, la terapia manual puede ser un método eficaz para aliviar el dolor cervical y mejorar la salud general del cuello si se realiza correctamente y bajo la supervisión de un terapeuta cualificado.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Por qué tengo dolor de cuello?
El dolor de cuello puede deberse a varias razones, como tensión muscular, mala postura, lesión o afecciones médicas subyacentes. Es importante identificar la causa de su dolor de cuello para encontrar el tratamiento adecuado.
¿Qué puedo hacer para aliviar el dolor de cuello?
Hay varias cosas que puedes hacer para aliviar el dolor de cuello. Puede aplicar calor o hielo en la zona afectada, adoptar una buena postura, realizar ejercicios suaves para el cuello, tomar analgésicos sin receta o probar técnicas de relajación como la respiración profunda o el yoga. Si el dolor persiste, es aconsejable acudir al médico.
¿Cómo puedo evitar que reaparezca el dolor de cuello?
Para evitar que el dolor de cuello reaparezca, es importante mantener una buena postura y ergonomía. Evite pasar largos periodos en posturas que fuercen el cuello, como mirar el teléfono o el ordenador durante periodos prolongados. El ejercicio regular que fortalece los músculos del cuello también puede ayudar a prevenir el dolor. Además, tómese descansos y estire el cuello y los hombros durante actividades prolongadas que impliquen el uso del cuello.
¿Cuándo debo consultar a un médico por el dolor de cuello?
Si el dolor de cuello es intenso, persistente o va acompañado de otros síntomas como entumecimiento, hormigueo, debilidad o dificultad para mover los brazos o las piernas, debe acudir al médico. También es importante acudir al médico si ha sufrido recientemente un accidente o si el dolor interfiere en sus actividades cotidianas y su calidad de vida.